Si analizamos
los indicadores más utilizados para medir la calidad institucional de una nación, Uruguay se parece más a un país de Europa occidental que de Latinoamérica. Esto determina riesgos estructuralmente bajos, que son requisito para inversiones de largo plazo como las que propone Capital Oriental. Este
video de Uruguay XXI, explica muy bien los orígenes, valores y proyección del país hacia el futuro.
En relación con las oportunidades de inversión sostenible, de partida, es un país que tiene los mejores
indicadores ESG de la región. Al mismo tiempo, tiene necesidades claras de inversión en áreas como la reconversión de los residuos, el aprovechamiento de su matriz energética 98% renovable y la educación técnica. Con una importante base agropecuaria y de servicios, existen oportunidades claras para transformar Uruguay en un polo de producción sostenible de alimentos, de contenidos audiovisuales en gran escala o de construcción en madera estructural, por ejemplo.
A nivel de clima de negocios, existen
normas claras que han trascendido gobiernos de todos los partidos y se mantienen como políticas de estado: la libertad cambiaria, la tributación únicamente sobre actividades de fuente uruguaya y un régimen de incentivos tributarios que combina zonas francas, puerto libre, admisión temporaria y exoneraciones a la inversión.
Si bien comparativamente tiene una
economía pequeña en relación con grandes países de la región, Uruguay se posiciona como una plataforma de negocios en América Latina con ventajas competitivas para competir a escala global.